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Capitulo 36


Elizabeth
Las semanas fueron pasando y la época de los exámenes acabó. Ni falta hace decir que tanto Nastia como yo aprobamos todos, y encima con buena nota. Todos los de la clase estuvimos de acuerdo con hacer una fiesta de fin de curso en la playa. No sería la típica fiesta americana con vestidos super elegantes y todo eso, sino una simple fiesta entre amigos. Playa, bebida y bikini, eso fue lo que dijo Nastia.
Nastia andaba ladeandose de un lado hacia otro mientras cantaba con fuerza la canción que sonaba en su IPod. No había bebido nada todavía, pero al igual que yo, estaba contentísima de acabar el curso. Me reí de ella y me apuntó con el dedo.
-No creas que por haberme superado en matemáticas tienes derecho a reírte de mí.
Negué con la cabeza y me giré a tiempo para ver a Erick Peterson acercarse a mí.
-Hola.-me saludó cuando estuvo a mi lado.
Le sonreí mientras miraba sus ojos marrones. Me parecían tan normales y corrientes...
-Hola, no sabía que estabas aquí.-Se encogió de hombros.
-Bueno...vamos a la misma clase, ¿recuerdas?
Asentí con la cabeza y miré de nuevo a Nastia, ella tenía una ceja levantaba y miraba a Erik. Según ella, yo le gustaba a él. Vale que cuando éramos más pequeños el siempre se ofrecía a llevar mis libros, a ayudarme en ciencias o a hacerme los trabajos que no me salían...¡pero no le gustaba!
Cuando estuvimos en la costa eran ya cerca de las ocho de la noche. El cielo seguía siendo de un azul claro y hacía calor. Bastante calor, pero aún así no me parecía indicado meterse al agua como había planeado Nasti. Me había hecho ponerme un bikini rojo que apenas cubría mi piel. Le dije que ni en mil años iba a meterme al agua-y menos delante de toda mi clase-vestida únicamente con esa cosa. ¿Dónde estaban mis shorts de bañador? Estás apenas eran unas braguitas de talle bajo y un sujetador que se cerraba con dos pares de tirantes suaves. Uno detrás del cuello, y el otro en la espalda. Estoy segura de qué estaría digna para salir en una portada de Cosmopolitan.
Nastia, como era costumbre, tenía también uno de estoy bikinis diminutos que no cubrían nada. Esta vez había elegido un naranja arenoso, perfecto para un día de playa.
Los chicos estaban situando la leña en un montón grande, preparándola para más tarde, cuando tocaría encender la fogata. Este era uno de los pocos sitios donde nos dejaban hacer fogatas, y estábamos más que contentos con ello. Me senté en la arena, junto con Nate mirando como Nastia saltaba y bailaba con una compañera de clase. Le di un pequeño codazo a Nate y él levantó la vista de su móvil.
-¿Mandando WhatsApps a Sue?-una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro de Nate mientras guardaba el móvil en el bolsillo de sus pantalones cortos.
-Quisiera que estuviese aquí con nosotros, pero su abuela está en el hospital y fue a visitarla.
-Vaya, ojalá se mejore.
Nate asintió con la cabeza, haciendo que su pelo rebotara en su frente. Alargué la mano y tomé un mechón entre mis dedos. Siempre me había gustado su pelo, era tan suave...
-Tienes que cortarte el pelo ya, ¿eh?
-Pensaba en dejármelo largo para hacerme unas rastras.-solté el mechón de pelo y le miré con la cara seria. Entonces Nate se echó a reír y le pegué en el hombro.
-No bromees conmigo pequeño Woogie.-Nate me envió una mirada asesina mientras yo le sonreía de forma vencedora.
Cuando éramos pequeñas, Nastia y yo nos solíamos burlar de Nate porque él era muy miedoso. Un día nos inventamos un monstruo, Woogie. Le dijimos a Nate qué habíamos visto al peludo animal en el pequeño parque que había en su barrio. Al principio-lógicamente-no nos creyó. Entonces tuvimos que recurrir a otros métodos. Entre las dos nos coordinábamos para hacerle creer de la existencia de dicho monstruo, armando jaleo en su habitación-sacando la ropa del armario, tirando las cosas por el suelo, arrugando papeles- y le dijimos que Woogie estaba enfadado porque él no creía en su existencia. Asustado, Nate nos preguntó qué que podía hacer para que el bicho se calmara y le dijimos que tenía que salir a las doce de la noche a buscarle al parque. Nate siguió nuestra petición y en cuanto llegó le dimos un susto de muerte. A partir de ese día, Nasti y yo le llamábamos Woogie para picarle.

Alan
-¡WOOOO!
Andrew no paraba de gritar mientras le daba tragos a la botella de ron. ¡Por fin libres! Nada de exámenes, nada de profesores. ¡LIBERTAD! El dichoso fin de curso había llegado. Y como todos los demás alumnos de secundaria de todos los institutos de nuestra ciudad, habíamos cogido un par de botellas de alcohol y estábamos de camino hacia la playa.
Todavía no había anochecido cuando llegamos allí. Aquello estaba petado de gente. Buscamos un buen lugar para sentarnos y lo encontramos justo casi al final de la playa, cerca de las enormes rocas que ponían fin a la superficie arenosa de este lado. Nadando, podías rodear las rocas, y llegar al otro lado, donde había como una especie de semicírculo arenoso. Era genial para tener algo de intimidad, pero muy malo para los accidentes costeros.
Me dejé caer de espaldas encima de la arena, al lado de Luc. Cal gritó algo, luego se quitó la camiseta y corrió hacia el agua. No era mala idea en absoluto. Así que le di un trago a la botella de ron, me quité la camiseta y junto con Luc corrí hacia el agua. Mi cuerpo entero se congeló cuando hizo contacto con la sustancia. Estaba helada y no me extrañaba, lo único que necesitaba era nadar un poco para calentarme.
Tras muchas aguadillas, risas y alguna que otra colleja, salí y me pasé la mano por el pelo mientras reía. Cal había pinchado algún tipo de piedra afilada y estaba cagándose en todo.
De pronto mi vista se paró en una persona. Allí, entre la multitud, para mí, ella sobresalía. Su pelo castaño estaba recogido en un desordenado moño y su risa brillaba con tanta intensidad que pensé que me dejaría ciego. Estaba sentada en el suelo, con las rodillas pegadas a su pecho. Estaba hablando animadamente con un chico.
Cuando me acerqué a ella, levantó la vista y su sonrisa se torció un poco, pero sus ojos claramente habían cogido un brillo que antes no tenían.
-¿No has pensado qué podrías cogerte un resfriado por ir por ahí sin camiseta y encima mojado?
-¿Estás preocupada por mí, pequeña canguro?-le mostré mi mejor sonrisa mientras le contestaba.
-Quiero seguir ganando dinero. Qué se me muera uno de los niños no forma parte de mi plan.
Ella hizo énfasis en la palabra "niños" y levanté una ceja.
-¿Te parezco un niño?
Ella le dio una vista a mi cuerpo y vi como sus mejillas cambiaban de color. El chico que estaba a su lado se aclaró la garganta y por primera vez le miré. Tenía el pelo peinado hacia atrás, una camiseta qué ponía "Geek", unas gafas negras y muchos granos en la cara. ¿Qué coño hacía Eli con este perdedor?
-Se me olvidó presentaros.-dijo Eli poniéndose de pie. El chico la siguió.-Alan, este es Erik. Erik, este es Alan.
Le tendí la mano al muchacho y en cuanto el la cogió apreté fuerte e intenté hacer que captara bien mi mensaje.
-Encantado. ¿Por qué no vas a buscarte algo que hacer mientras yo hablo con Eli?
Erik retiró su mano y asintió de forma frenética. Luego se dio la vuelta y se fue. Le había asustado.

Elizabeth
-¿Por qué hiciste eso?-demandé saber. Pero Alan solo se encogió de brazos.
-¿Hacer qué?
-¡No te hagas el tonto! ¡Casi echaste al chico a patadas!
-Bueno, ¿por qué mejor no me cuentas sobre qué cosa estabais hablando? Parecía que estabais muy animados.
No hice ningún comentario sobre el hecho de qué parecía un novio celoso. Solamente resoplé y me volví a sentar en el suelo.
-Sobre el viaje de fin de curso.
-¿Viaje de qué?-preguntó Alan mientras se sentaba a mi lado. Su brazo húmedo tocaba con el mío, majándolo.
-¿Por qué no te secas? Y de paso te pones algo-señalé su cuerpo-qué te cubra.
Él me sonrió y se acercó a mi oído, haciendo que su aliento rozara mi oreja mientras hablaba.
-¿Estás preocupada por mí? ¿O solo me pides que me tape porque te pongo caliente?-Abrí mi boca para protestar pero Alan puso su dedo índice encima de mis labios.-Tengo que irme, Luc me está esperando. Pero te veré más tarde. Te lo aseguro.-me dio un beso en la mejilla y se levantó empezando a caminar. Pero de pronto se paró y se dio la vuelta para gritarme.-Ah, y no malgaste tu tiempo con perdedores, algún día te enseñaré lo qué significa ser un hombre de verdad.-me guiñó un ojo y se fue.
Tuve que obligarme a pestañear para convencerme de qué aquello era real.

Alan
-¿Adivina quien más está hoy de fiesta?-le pregunté a Luc en cuanto llegué a su lado y me entregó la botella.
-No hace falta que me lo digas, acabo de ver la niñita pija.
Giré mi cabeza hacia él de inmediato. ¿Niñita pija? Hace mucho que no la llamaba así. Últimamente se llevaban bastante bien.
-¿Qué ha pasado?
Luc resopló y se apoyó contra la barra que separaba la playa de la acera.
-Nada.
-Ya claro...
Decidí no presionarlo y disfrutar de la fiesta. James estaba con Laura. Andrew estaba metiendole fichas a una compañera de clase. Cal estaba riendo con una chica bastante mona que no había visto antes. Suspiré.
-Voy a dar un paseo.
Le dejé la botella a Luc y me alejé de él, caminando por la arena. De pronto me apetecía sacarme las deportivas y andar descalzo, pero no iba a hacerlo. Quiero decir, ¿es raro ver a un chico caminar por la orilla del agua con las deportivas en las manos? Sí, ¿no?
No pude evitar escuchar la voz de Eli y rápidamente me puse a buscarla con la mirada. Estaba hablando con el hermano de Nastia y con el amigo rubio. No dudé y me dirigí hacia ella, metiendo las manos en los bolsillos de mis pantalones cortos.
-¿Mi niñera está disponible?
Todos se dieron la vuelta para mirarme y el rubio levantó una ceja.
-¿Necesitas a alguien para que te limpie el pañal?-preguntó Nastia cruzándose de brazos.
-Eh guapa, pagarlas con Luc, no conmigo.-la advertí señalándola con un dedo. Eli se puso en pie y se acercó a mí.
-¿Necesitas algo?-me susurró.
Asentí con la cabeza y nos empezamos a alejar de ellos. Cuando estuvimos lo suficientemente lejos nos sentamos en el suelo y miramos al agua. No solo nos habíamos distanciado de ellos, sino que nos habíamos acercado al agua y al final de la playa.
-¿Quieres nadar?-Eli giró su cabeza y sus ojos se encontraron con los míos.

Elizabeth
-¿Estás loco? Es de noche además hace frío y el agua está helada y...-Me paré antes de poder decir que no me gustaba como me quedaba mi bikini. Esa no era información que el necesitara saber.-No quiero enfermar. Dentro de cuatro días me voy y no quiero estar cargando veinte paquetes de pañuelos conmigo.
-¿Te vas?-el parecía confundido.-¿A dónde?
-El viaje de fin de curso. Nos vamos a los Estados Unidos.
-¿¡Qué?! Dime qué estás bromeando.
Negué con la cabeza y Alan se levantó de un salto. Sacó su camiseta por encima de su cabeza y se quitó las deportivas. Me quedé mirándolo sin comprender, hasta qué el tiró de mi brazo y me puso de pie.
-Pues con más razón necesito darte un buen recuerdo para que lo tengas presente.
-Si estás pensando en qué me voy a met...
-¡Sí! Te meterás en el agua-me dijo mientras tiraba de mi cuerpo y lo pegaba al suyo, haciendo que yo tuviera que levantar mi cabeza para mirarle. Deslizó su mano por mi espalda lentamente, acariciándome -Quiero ver ese bikini rojo que llevas puesto.-me susurró la oído.
-No voy a quitarme la ropa delante de ti.-dije intentando poner espacio entre nosotros.
-Genial, yo lo haré.
Cogió de mi camiseta e intentó levantarla, pero se lo impedí. Rió y luego me cogió en brazos, cargándome como si fuese un saco de patatas. Corrió hacia el agua y sentí como las gotas me salpicaban los pies mientras pegaba puñetazos a su espalda. Me soltó y me quedé de pie en el agua.
-Ahora bien. Puedes mojarte la ropa, o puedes quitártela. Tú eliges.
Di un grito de frustración y luego tiré de mi camiseta sobre mi cabeza.
-¿Estás feliz?
-Los pantalones también entran dentro del pack.
-Oh, bueno chico listo. Por si no lo sabes, si me quito los pantalones aquí, me los mojaré.
Así que me volvió a llevar a la costa, me quité mis pantalones y los dejé al lado de mi camiseta y mis chanclas. Cuando me volvió a meter al agua, mi cuerpo entero se heló. Alan me mojó hasta los hombros y se reía mientras me salpicaba una y otra vez.
-¿Quieres nadar hasta allá?-me preguntó señalando la otra parte, detrás de las rocas. Negué con la cabeza.-Eres una gallina.-Me encogí de hombros.
-Tal vez no quiero morir.
De pronto sentí como sus ojos se habían quedado fijos en mis labios y tragué saliva. Ni siquiera recuerdo como nos acercamos tanto, pero el hecho es que estábamos a solo unos centímetros el uno del otro. Alan sonrió y acercándose más levantó mi barbilla y me obligó a juntar mi boca con la suya. Sus labios estaban mojados y fríos y me acerqué más, en busca de calor. Él me dio la bienvenida poniendo sus manos en mis caderas y apretándome fuerte contra su cuerpo. El beso dejó de tener ese toque inocente en cuando Alan metió su lengua en mi boca y me hizo querer más. Deslicé mis manos por su cuello y profundicé el beso, dando un pequeño gemido cuando sus manos tocaron mi costado y me levantaron para hacerme entrelazar mis pernas en torno a su cuerpo. Dentro del agua, todo era más fácil.
Alan empezó a depositar besos en mi cuello haciéndome estremecer con cada suave toque de sus labios y de su lengua. Deslicé mi cuerpo hacia arriba y hacia abajo sobre el suyo, frotándome contra su pecho y su abdomen. Ya no sentía el frío y lo único que quería era que la boca de Alan se volviera a posar sobre la mía. Así que no esperé. Cogí su cara entre mis manos y junté mis labios a los suyos, volviéndolo a besar duramente.
-Eli...-su aliento chocó contra mi oreja cuando susurró mi nombre.-¿Cuánto tiempo estarás en los Estados Unidos?
-Un mes...-le susurré de vuelta mientras me reincorporaba y me alejaba un poco de él. volviendo a ponerme sobre mis piernas.
-¿Un mes? ¿Qué haré un mes sin ti?





4 comentarios:

  1. Wao me encanto este capitulo estuvo Pfff Genial,
    Cada vez me gusta mas esta historia, enserio uds
    escriben estupendo, espero el próximo capitulo ansiosa

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  2. Me encanta, en serio. Vuestra historia es genial y este capítulo me ha gustado muchísimo. Cada día es todo más mono y ñoño y todo *___*

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